domingo, 14 de junio de 2015

SOY LÁZARO.

Alcázar de San Juan a 24 de Mayo de 2015.

Estimado Rafael:

Quizás mi vida no sea una de las mejores que una persona pueda vivir. Soy un pobre mendigo que se busca la vida cada día para poder alimentarse con unas pocas migajas de pan, o de cualquier cosa que encuentre y que se pueda comer, en estos tiempos no hay que ser delicado con la comida. Si te soy sincero, tampoco tengo una casa en dónde vivir, ni ningún compañero fiel que me siga a todos lados para ayudarme en estos tiempos tan difíciles. Vivo a las a fueras del pueblo, en una pobre casa abandonada que por casi se caía a trozos, por lo menos tenía un techo donde no mojarme, ni pasar tanto frío en los peores días de invierno. Un día pasó una mujer por al lado de mi "casa", aparentaba tener algo más de dinero que yo, aunque eso de tener mas dinero que yo se podía tener fácilmente. Me armé de valor y le pregunté que si me podía dar algo de valor con lo que poder comprar algo, ella con cara de asco me dijo que estaba buscando a alguien para que limpiara su casa. Acepté mi primer trabajo. Paseamos un rato hasta llegar a la casa de la señora, nunca había visto una casa tan grande y con tantos lujos. Cuando entramos, la mujer con cara de desprecio me dijo que podía empezar a limpiar cunado quisiese, yo le pregunte por mi salario y donde iba a dormir, y ella me respondió que ya me pagaría y que en principio dormiría en el hall de la casa, nada de habitaciones. Pasaran unas largas semanas y posiblemente algún mes también, y la mujer seguía sin pagarme ni darme un cobijo con el que vivir medianamente bien. Una noche, en una acto de rabia, cogí un saco y me dirigí hacia el interior de la casa. Aprovechando que todos estaban durmiendo, comencé a robar toda clase de joyas y dinero. Salí pitando de aquella casa a la que nunca tenía pensado volver.Recorrí varias ciudades hasta llegar a Ciudad Real, una cuidad más grande que en la anterior que había estado y con hombres y mujeres más ricos. Me acordé de un amigo mío de la infancia que se trasladó con su familia para emprender un negocio. Él era de familia rica y sabía que se iba a visitarlo y le donaba algo de mi dinero robado podía conseguirme algún tipo de trabajo para poder rehacer mi vida de nuevo. Pregunté a personas de la ciudad que si conocía a Carlos Tardesillas, todo el mundo lo conocía por su gran riqueza en la ciudad y por el gran banco que dirigía. Fui a visitarle y me recibió con un gran abrazo, yo desde luego, no pensaba que me fuera a reconocer. Estuvimos charlando durante un buen rato, contándonos nuestras anécdotas de nuestra vida. Cuando le dije que quería encontrar trabajo, él accedió sin ningún problema a darme uno. Le dí las gracias mil veces por aquella oportunidad que me había dado, era un milagro de Dios. Pasaron unos años y por fin tuve mi propia casa y dinero suficiente para comprar cada día para comer. Conocí a una chica que también trabajaba en el mismo banco que yo. Salimos durante un tiempo y a los dos años decidimos casarnos y formar una familia. Ahora tengo 30 años y soy mucho más feliz.

Espero que me respondas pronto para saber que uno de mis mejores amigos todavía sigue bien. Ojalá y nos veamos pronto, un abrazo. Atentamente:

Guillermo Alaminos Ramiro.

martes, 2 de junio de 2015

Debatiendo Por Whatsapp.






Debatimos por whatsapp

En esta entrada, David, Alejandro y yo debatimos sobre el poema que hemos elegido.

Este es un poema de Garcilaso de la Vega: 

Soneto III

La mar en medio y tierras he dejado
de cuanto bien, cuitado, yo tenía;
y yéndome alejando cada día,
gentes, costumbres, lenguas he pasado.

Ya de volver estoy desconfiado;
pienso remedios en mi fantasía;
y el que más cierto espero es aquel día
que acabará la vida y el cuidado.

De cualquier mal pudiera socorrerme
con veros yo, señora, o esperallo,
si esperallo pudiera sin perdello;

mas no de veros ya para valerme,
si no es morir, ningún remedio hallo,
y si éste lo es, tampoco podré habello.